La mención de Brasil despierta en los argentinos un sinnúmero de sensaciones vinculado a un país apasionante por donde se lo mire. En cuanto a su economía, implica hablar de un mercado sin el cual la Argentina no podría alcanzar el desarrollo que tiene actualmente.

Brasil no es sólo el socio principal del Mercosur. Es mucho más. Con más de 190 millones de habitantes, se ha convertido en la sexta economía del mundo, superando recientemente el producto interno bruto (PIB) de Inglaterra.

Será sede de la próximo Campeonato Mundial de Fútbol (2014) y de los Juegos Olímpicos de 2016, lo que aviva el interés por hacer negocios. Es el primer productor mundial de carnes bovina y aviar, azúcar y café; el segundo de hierro; el quinto de automóviles y el sexto en reservas petrolíferas. En su enorme territorio, cobija a la quinta población mundial, 84 por ciento de la cual está en zonas urbanas. 

En los últimos ocho años, 15 millones de personas salieron de la pobreza y se sumaron al mercado del consumo. El desempleo se redujo al 6,5 por ciento.

Maximiliano Salve y Federico Priotti –miembros del Instituto de Investigaciones Económicas de la Bolsa de Comercio de Córdoba– recordaron en un reciente informe para la Agencia ProCórdoba que el 64 por ciento de las exportaciones industriales (MOI) de la provincia tienen como destino a Brasil, que concentra casi el 20 por ciento de las ventas externas. Argentina, a su vez, es el tercer destino de las exportaciones brasileñas, con importaciones por 18.523 millones de dólares.

Aún conserva todo su potencial pese a que su economía se está desacelerando. Este año el crecimiento se reduciría al 3,5 por ciento.

Difícil en los negocios. Aunque esas proyecciones puedan ser una alerta temporaria, la principal preocupación de los hombres de negocios argentinos es la dificultad para llegar, asentarse y conquistar sus mercados.

En los servicios, ese objetivo es casi imposible, advierte el mandamás de uno de los principales grupos de capitales nacionales. “Es muy difícil hacer pie”, se lamenta.

Luiz Henrique Cabanellos Schuh, al frente de uno de los bufetes de abogados de derecho empresarial más reconocido en las principales ciudades del sur de Brasil, reconoce ante La Voz del Interior que la mejor estrategia es asociarse o vincularse con una empresa de capitales brasileños.

Por caso, es el camino que siguió la fábrica cordobesa de sembradoras Agrometal, que adquirió el 75 por ciento de Frankhauser, en la que invirtió dos años para lograr su punto de equilibrio financiero. Actualmente, la planta de Monte Maíz provee chasis y electrónica para las sembradoras, cuyo ensamblaje final se hace en Río Grande do Sul con discos y partes locales.

Rosana Negrini, titular de Agrometal, recomienda una tarea de aprendizaje de “la cultura” brasileña, para entender cómo se toman las decisiones y cómo funciona su economía.

Daniel Godoy, un argentino radicado en Río de Janeiro, con más de 20 años en Brasil, advierte que hacer negocios allí “no es una cosa de aficionados”, ni que se resuelve un día y se abandona al otro. La clave “es construir confianza” a lo largo de varios años.

Godoy, quien por momentos olvida su idioma original y usa palabras en portugués, recuerda que el brasileño primero comprará algo de la industria local y en segundo lugar, de lo que provenga de la región.

Miguel Zonnaras, al frente de Molinos Sytari, admite que venderle productos primarios es más fácil que intentar llegar con manufacturas de alimentos. “Les vendemos garbanzos, arvejas, lentejas y trigo burgol (como cereal), pero nos cuesta entrar con productos más industrializados, aunque estamos negociando fabricar con una empresa brasileña la clásica barra de maní conocida aquí como Mantecol”. Tiene una oficina de representación en San Pablo que comparte con otras dos firmas argentinas y para llegar a ese mercado se asoció con Kero.

Aunque difícil, los empresarios argentinos dicen que no hay posibilidades de crecer sin conquistar ese mercado. O al menos para defenderse ante la “invasión” de productos que llega del vecino país.

Portuñol

La mejor estrategia es asociarse o vincularse con una empresa de capitales brasileños.

Si se compra una compañía en marcha, hay que “entender su cultura y su forma de hacer negocios”.

Es fácil venderles productos primarios; es más difícil con los bienes elaborados.

En servicios, las firmas de capitales argentinos casi no pueden entrar.

Datos

3,5%. Es el crecimiento que tendría la economía brasileña este año, en medio de la desaceleración que viene sufriendo. De todas maneras, el país conserva todo su potencial, que lo ha llevado a convertirse en la sexta economía del mundo.